martes, 10 de mayo de 2016

Rumiante

Sólo somos pequeños puntos en este gran entramado, sólo somos polvo con demasiada imaginación y la maldición de nuestros corazones. Te veo sentado ahí, emborrachado en risas, sin decir nada, te miro a los ojos, tus ojos, que ríen, que sueñan con cada parpadeo, tus ojos que dicen tanto y ocultan mucho más, al mismo tiempo. Estás sentado, no me miras, sólo sigues el ritmo, yo te hablo de cosas banales, así como para combatir mi necesidad de evitar el silencio prolongado, porque ya ni me hablo a mí misma ¿por qué querría hablar con un alma tan perdida? Entonces soy todo silencio, pero para ti, soy todo palabras. No me dijiste nada, sólo te acercaste con un gesto poco sutil, para encontrarnos bailando y gritando entre sollozos de ayuda y otras cosas que susurraste tan bajo, que no me dejaste escuchar.
No te conozco, no sé quién eres, apenas sé tu nombre (y ni siquiera completo), no puedo ver a través de tus ojos, no eres así, un libro abierto para leer, no va contigo, te tengo que sacar todo de a poco y aunque hasta ahora sólo he mirado una parte ínfima de lo que eres, no puedo negar que eres un misterio por resolver y que eso, me vuelve completamente loca. Sólo te miro con mi cara, tantas veces ensayada, de pobrecito, de ojitos entumecidos de lo terrible de la existencia y con la gracia gatuna, te arruiné el paisaje.
Hubo un destello en algún momento que me mostró que eras más que lo que aparentabas, también lo sabía, pero lo tenías bien guardado, no supiste esconder tanto eso de mi ojo curioso y metiche, de mi mente meticulosa que siempre está uniendo los cabos sueltos, tu inmensa tristeza, tu rabia infinita con este mundo, son sólo un poco de lo que podría decir. Hace tanto que buscas tener el control, pero al mismo tiempo quieres ser joven y nunca superar tu enojo con el mundo, quemarlo junto con todo y sólo sentarte a reírte de aquellos que te dijeron que no ibas a llegar a ninguna parte.
No me dijiste nada, sólo te limitaste a responderme lo necesario, sólo me dijiste lo que era preciso decir a cada momento. No sé si mi plática banal te aburrió o si mi desborde emocional te agobió, no sé si quizás nunca soy lo que nadie está buscando, no sé si quizás te asustaron mis demonios o si viste algo en mí que no encontraste correcto con tu estilo de vida, no sé nada de aquello, porque no me dejaste ver nada más que tu jocosidad, tu inmensa tristeza y tu capacidad para seducir sólo con tus ojitos, que ríen. 
¿Acaso podemos ser algo más? Ya ni me lo pregunto, ya no tengo esperanzas en que algo cambie, ya me volví de piedra y no me va a dar más pena de la que tengo si decides que es mejor no verme más, no me preocupo de eso, ni del mal sabor de boca que me quede, un trago y se borra, tampoco me preocupo de volverme más frío, sólo una cosa me preocupa, sobre un alma tan salvaje, pura y en su estado más propio; ¿Seguirás queriendo quemar todo cuando te vayas o fue sólo un juego para encantar mi corazón podrido?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario