jueves, 18 de enero de 2018

2000

I
Me veo sentado en el borde de este pensamiento otra vez, agobiado, perdido. No encuentro las palabras correctas para decir lo que siento, no soy capaz, me repito. No tengo energías, no tengo ninguna fuerza, no me queda absolutamente ninguna motivación, o al menos eso me repito. No soy alguien con capacidades, con aptitudes para hacer algo, para ser algo. Soy nada.

II
Cuando vi la calle corriendo no pude dudar en salir corriendo también, cuando me vi rodeada de mil sensaciones, de mil opciones y colores donde fundirme, donde perderme, donde, quizás, olvidarme de todos los pensamientos absurdos que rondaban mi cabecita juvenil. Los vi venirse encima mío, aparecer fugaces una y otra vez para dejarme absorta en ese carnaval de emociones, de cosas por descubrir, toda mi vida había vivido con el propósito de llegar aquí pero jamás supe de lo que podía llegar a encontrar. 

III
Toda la vida parece estar funcionando con un propósito único, una vida diseñada, pre-fabricada, lista para servir. Todas las vidas que vivimos en nuestras cabezas drogadas son idílicas, son lo que queremos llegar a lograr, pensando nuestro destino-vida como el suplicio que hay que pasar para llegar a vernos como lo que siempre quisimos ser cuando ya no queríamos estar más con nuestros padres. Todas las vidas que se han vivido, todos las aceptan, las pueden ver claras, como quien mira al futuro, se puede vislumbrar el paso de las etapas y el final, es simple y esclarecedor, la seguridad que nos brindan nuestras vidas pre-fabricadas no se cambia por nada.

IV
Mi existencia transcurrió sin contratiempos, siempre siguiendo la misma linea que me habían trazado mucho tiempo atrás, mirando, callando, experimentando, nunca alejándose mucho de lo que debía hacer, lo que tenia que llegar a hacer. Siempre mirando a los otros y riéndome de ellos por sus existencias absurdas, porque yo tenía una vida, un destino, sabía donde quería llegar ¿Sabía dónde quería llegar?

V
Estoy cansada. No puedo. Sí puedo. Quiero ¿Quiero? ¿Qué quiero? La vida me escupió tantas veces yo con esa sonrisa indulgente, seguí arrastrando los pies. Estoy cansada ¿Qué quiere de mí esta vida? Ya no tengo un destino, un dónde llegar. Los matices de la existencia se van haciendo más densos cuando pasa el tiempo, no puedo llorar siquiera por lo tragi-cómico de mi situación. ¿Supe alguna vez dónde quería llegar? Soy nada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario